Hace unos meses atrás, compartimos nuestra revisión de: “EDULCORANTES: controversias actuales sobre su consumo”, y hoy les venimos a traer una segunda parte, enfocándonos en un tipo de edulcorantes en particular llamados POLIOLES.
Estos
edulcorantes NO están dentro del grupo de los “no nutritivos” (como la
sacarina, el aspartamo, la stevia, etc.) ya que aportan unas pocas calorías. En
promedio, proveen la mitad de las calorías del azúcar común: mientras la
sacarosa (azúcar) aporta 4 kcal por gramo, los polioles en promedio aportan 2
kcal por gramo.
Los denominados
polioles, polialcoholes o azucares alcoholes (aunque nada tengan que ver con
las bebidas alcohólicas ni el etanol), comprenden un amplio grupo de carbohidratos,
siendo los más utilizados: sorbitol, manitol, xilitol, lactitol, maltitol y eritritol.
Los polioles se
encuentran de forma natural en pequeñas cantidades en algunas frutas y
hortalizas, pero en la mayoría de los casos son sintetizados por la industria.
Por sus propiedades
físico-químicas se emplean como aditivos texturizantes (mantienen la humedad en
los alimentos), aglutinantes, y edulcorantes. Al tener menor capacidad de
endulzar que el azúcar común (sacarosa) se requiere proporcionalmente mayor
cantidad, por lo que también se les denomina edulcorantes voluminosos o de
carga.
Su absorción
intestinal es lenta y suelen tolerarse bien en dosis de 10 a 15 gramos diarios,
pero si se consumen en grandes cantidades pueden producir diarrea, gases y
dolor de estómago. La pequeña cantidad absorbida se metaboliza en el hígado y
supone una pequeña fuente de energía.
No suelen ser usados
como endulzantes “para tener en casa”, pero están presentes en muchos productos
industrializados como caramelos, chocolates, chicles, galletitas dulces, pasta
dental, enjuague bucal, etc, y debido a su bajo poder endulzante pueden
encontrarse combinados con otros edulcorantes no nutritivos.
Suelen emplearse en los
productos recomendados para diabéticos por su difícil absorción que hace que
repercutan poco en la glucemia, y en productos etiquetados como “sin azúcar”,
“reducidos en azúcar”, “light” o “diet”.
Ejemplos
de polioles más utilizados:
*
MANITOL: se encuentra naturalmente
en el ananá, aceitunas, espárragos, batatas y zanahorias. Se extrae de las
algas para uso industrial. El Manitol tiene un 50-70% del dulzor comparado con
el azúcar común. Este poliol permanece en el intestino por cierto tiempo y
frecuentemente causa hinchazón y diarrea si se consume en exceso.
*SORBITOL: se encuentra naturalmente en
frutas y vegetales, y se manufactura a partir del jarabe de maíz. Tiene un 50%
del dulzor del azúcar. Produce menos efectos intestinales que el Manitol y
suele usarse en golosinas y chicles “sin azúcar”.
*XILITOL: se puede encontrar en la
corteza de ciertos árboles, mazorcas de maíz, frutas, vegetales, cereales,
hongos, entre otros. Tiene un dulzor similar al azúcar y es el más utilizado en
los chicles bajos en calorías.
*LACTITOL: tiene un 30-40% del poder
edulcorante del azúcar común, y suele utilizarse en la producción de helados
sin azúcar, chocolates, productos horneados, caramelos y chicles.
*MALTITOL: tiene un 75% del dulzor del azúcar.
Se utiliza en golosinas y chicles “sin azúcar”, chocolates, productos horneados
y helados porque además aporta textura cremosa a los productos.
*ERITRITOL: Se produce de forma natural en frutas y alimentos
fermentados, y también puede ser sintetizado por procesos industriales. Es
entre un 60% y un 70% tan dulce como el azúcar de mesa. Es parcialmente
absorbido por el cuerpo, y no suele dar efectos indeseables en el tracto
intestinal como otros polialcoholes, a
no ser que se consuma en grandes cantidades, lo que produce efectos laxantes.
Es difícilmente digerido por la flora intestinal y puede producir gases en
algunas circunstancias. Es
el menos calórico de todos los polioles: 0.2 kcal/gramo, y el que en menor medida afecta la glucemia.
El uso de los polioles
mencionados está aprobado por ANMAT y también por la FDA de Estados Unidos.
è
Entre los beneficios
de su uso (en comparación con el azúcar),
se pueden mencionar:
-
No provocan caries: los polioles NO son biodisponibles
para las bacterias bucales que provocan caries ya que no los convierten en
sustancias ácidas, por eso se consideran “no cariogénicos”.
-
Ayudan a controlar el peso corporal.
-
Son una opción para los diabéticos (pero en consumo
moderado, ya que también elevan la glucemia aunque en menor proporción que el
azúcar común)
è
En contraposición, las investigaciones han encontrado
también algunas preocupaciones con
respecto a su uso:
-
Efecto laxante, gases, distensión abdominal y diarrea
(ya que los polioles son solo parcialmente digeridos y absorbidos en el
intestino delgado, y el resto llegan a intestino grueso donde arrastran agua
por efecto osmótico y son fermentados por la microbiota colónica).
-
El potencial efecto laxante debe tenerse en cuenta
sobre todo en niños y ancianos, evitando que consuman golosinas y otros
productos que contengan polioles en exceso, por el riesgo de deshidratación.
-
No se recomienda su ingesta en personas con Síndrome
de Intestino Irritable o Enfermedad Inflamatoria Intestinal. Tampoco en
patologías que cursen con diarreas.
Estos
efectos no los experimentan todas las personas, sino que depende de la
sensibilidad individual de cada organismo.
También
se descubrió que el consumo frecuente de polioles genera cierto
acostumbramiento y conlleva a que disminuyan esos efectos indeseados, ya que
aumenta la cantidad de bacterias capaces de metabolizarlos.
De
todas maneras, los efectos gastrointestinales suelen ser leves y temporales, y
en caso que la persona decida consumirlos se recomienda que sea progresivo para
provocar la adaptación y disminuir los efectos colaterales.
Al igual que con el resto de los endulzantes, desde Equipo Nutricional recomendamos: reentrenar nuestro paladar, exigiendo menos dulzor a los alimentos, y disfrutando de los sabores naturales. Esto se logra con paciencia y creando el hábito saludable. Los polioles pueden ser una buena opción en los chicles no cariogénico, pero su uso no debería extenderse más allá de eso porque hacen falta más investigaciones para confirmar si son inocuos para nuestra flora y salud intestinal.
Lic. en Nutrición - M.N. 6523
Especialista en Nutrición Vegana y Vegetariana
Antropometrista
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en:
“Nutrición Adecuada
a Vos”
- “Hidratos de carbono: actualización de su papel en la diabetes mellitus y la enfermedad metabólica”, Nutr. Hosp. vol.30 no.5 Madrid nov. 2014. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112014001200005
- “Sugar Substitutes & Non-Nutritive Sweeteners”, Cleveland Clinic. Disponible en: https://my.clevelandclinic.org/health/articles/15166-sugar-substitutes--non-nutritive-sweeteners
- “Polyols - more than sweeteners”, Sugar industry 138(4):226-234. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/298419746_Polyols_-_more_than_sweeteners
- “Artificial sweeteners and other sugar substitutes”, Mayo Clinic. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/healthy-lifestyle/nutrition-and-healthy-eating/in-depth/artificial-sweeteners/art-20046936
- “Eat Any Sugar Alcohol Lately?”, Yale New Haven Hospital. Disponible en: https://www.ynhh.org/services/nutrition/sugar-alcohol.aspx
- “Uso de azúcares y edulcorantes en la alimentación del niño. Recomendaciones del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría”, ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PEDIATRÍA. Disponible en: https://www.analesdepediatria.org/en-use-sugars-sweeteners-in-children39s-articulo-S234128791500201X
- “Sugar, sweeteners and diabetes”. Disponible en: https://www.diabetes.org.uk/guide-to-diabetes/enjoy-food/carbohydrates-and-diabetes/sugar-sweeteners-and-diabetes
- “Added sweeteners”, Harvard Health Letter (2006). Disponible en: https://www.health.harvard.edu/newsletter_article/added-sweeteners
-“Position of the American Dietetic Association: Use of Nutritive and Nonnutritive Sweeteners”; Journal of THE AMERICAN DIETETIC ASSOCIATION (2004), páginas 255 -275.
- “A Systematic Review of the Effects of Polyols on Gastrointestinal Health and Irritable Bowel Syndrome”; Adv Nutr. 2017 Jul; 8(4): 587–596. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5508768/
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