Con el término “edulcorantes”
solemos referirnos a los endulzantes no nutritivos, esos que usamos para
reemplazar el azúcar pensando que “no engordan” y que son “sanos”. Pero desde
hace varios años, se comenzaron a estudiar en profundidad cada uno de ellos,
sus mecanismos de acción y efectos adversos, y no son tan inocuos como han intentado
hacernos creer.
Veamos primero el mecanismo que
todos comparten, y luego detallaremos características de cada uno.
Lo que tienen todos los
edulcorantes no nutritivos en común es aportar sabor dulce y no proveer calorías, o muy pocas. Pero lo que ahora
se sabe, es que las personas que consumen estos endulzantes tienen una mayor
tendencia a aumentar de peso. Y en este efecto hay varios mecanismos
involucrados. Para empezar, está demostrado que la percepción del sabor dulce (da lo mismo si es azúcar o
edulcorante) tiene efectos a nivel del cerebro.
El sabor dulce estimula la liberación de insulina, hormona que hace que el
azúcar en la sangre se almacene en los tejidos, pero debido a que el azúcar en
la sangre (glucemia) no se incrementa con los edulcorantes no nutritivos, ocurre
una hipoglucemia y una mayor ingesta de alimentos posterior para
compensar este efecto. A su vez, la insulina es una hormona lipogénica, con lo
cual al estar circulando en sangre induce el almacenamiento de grasa en el
cuerpo.
El uso habitual de edulcorantes
también ha sido asociado con riesgo cardio-metabólico (aumento de la
circunferencia de cintura, síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2),
alteraciones en el metabolismo de la glucosa como ya mencionamos, efectos en el
control del apetito y cambios en la microbiota intestinal, de
acuerdo a algunas investigaciones.
Estos efectos indeseables no
parecieran ocurrir con el consumo esporádico y en poca cantidad de
edulcorantes, pero sí ocurren con el consumo crónico, y teniendo en cuenta que
estos edulcorantes no son solamente los que agregamos nosotros mismos para
endulzar (en formato de polvo o líquidos), sino que están contenidos en casi
todos los productos industrializados: gaseosas, jugos, postres, mermeladas,
galletitas, budines, helados, golosinas, chicles, etc., debemos ser precavidos,
porque la ingesta total al final del día suele exceder el límite de seguridad
de muchos de ellos.
A continuación, detallaremos los
edulcorantes no nutritivos más conocidos y sus características no tan deseables
para replantearnos si su uso es o no aconsejado:
*ACESULFAME K: es 200 veces más dulce que el azúcar.
Varios estudios demuestran que provoca alteraciones en la flora intestinal,
daños en el ADN, y tumores de tiroides en ratones.
*ASPARTAMO: es 200 veces más dulce que el
azúcar. Fue asociado con empeoramiento de la depresión y desordenes
psiquiátricos en personas que ya padecían estas patologías. Está comprobado que
altera la flora intestinal. Varios estudios sugieren que el aspartamo no es del
todo inocuo ya que es una molécula compuesta por tres componentes, todos los
cuales son neurotóxicos en elevadas cantidades: ácido aspártico, metanol y
fenilalanina. Como si esto no fuera poco, el metanol se descompone en
formaldehído, y se cree que de allí proviene la relación con la incidencia de
tumores cerebrales, linfomas y leucemia en animales de laboratorio.
*CICLAMATO: es 30 a 50 veces más dulce que
el azúcar. Está prohibido en varios países. Estudios demuestran que está
relacionado al cáncer de vejiga y atrofia testicular en ratones.
*ESTEVIA: es un derivado de una planta
originaria de Sudamérica, llamada Stevia rebaudiana. Tiene de 100 a 300 veces mayor
dulzor que el azúcar. Varias investigaciones han demostrado que altera la flora
intestinal.
*SACARINA: Fue el primer edulcorante
artificial. Es 300 veces más dulce que el azúcar. Fue relacionado con cáncer de
vejiga, hepatotoxicidad y alteración de la flora intestinal.
*SUCRALOSA: Es 600 veces más dulce que el
azúcar. Altera la flora intestinal, fue vinculado con la enfermedad inflamatoria intestinal y como activador de migrañas. Un estudio
encontró que su consumo provoca un pico mayor de glucemia e insulinemia
comparado con el consumo de azúcar.
Cabe resaltar que en la mayoría
de ellos se encontró que alteran la microbiota, y con las importantes funciones
que desempeña la flora intestinal en nuestra salud (como su relación con el
sistema inmune, protección de ciertos tipos de cáncer, integridad de la barrera
intestinal, regulación del metabolismo y hasta asociaciòn con la obesidad),
debería ser razón suficiente para replantearse el uso de edulcorantes.
Al igual que todo en el ámbito
de la medicina, el uso de edulcorantes no nutritivos aún debe seguir
estudiándose, y la mayoría de los investigadores afirman que sus conclusiones
no son definitivas, pero ante la evidencia existente al día de hoy, nos parece
sensato tomar precauciones a la hora de elegir usarlos en nuestra alimentación
diaria.
Existen otras formas de endulzar
naturalmente los alimentos (como galletas, budines, bizcochuelos), por ejemplo,
utilizar dátiles o pasas de uva procesados, frutas maduras en puré, vainilla,
jugo de frutas, etc.
Nuestra recomendación desde
Equipo Nutricional es que debemos reentrenar
nuestro paladar, exigiendo menos dulzor de los alimentos, y disfrutando de
los sabores naturales. Esto se logra con paciencia y creando el hábito. Luego
de un tiempo ya ni nos daremos cuenta que estamos tomando un té o un café sin
endulzar con nada. Las papilas gustativas se van adaptando, y acostumbrando a
disfrutar igual sin sabores excesivamente dulces (exactamente lo mismo sucede
con la sal).
Creando este hábito saludable
vamos a lograr unos cuantos beneficios: estimular menos a nuestro cerebro con
la adicción a los alimentos hiperdulces, controlar mejor nuestro apetito,
mantener niveles estables de insulina, no aportar químicos perjudiciales en
nuestro organismo y aprender a disfrutar el verdadero sabor de los alimentos e
infusiones.
Cintia
Rodríguez
Lic. en
Nutrición - M.N. 6523
Especialista en
Nutrición Vegana y Vegetariana
Antropometrista
“Nutrición Adecuada a Vos”
Durante la emergencia sanitaria
COVID-19 estamos realizando servicios online y videoconsultas.
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