Comienza el mes de
la primavera, se recuerda que pronto
llegará el verano, el sol comienza a
levantar temperatura, el clima amerita que el cuerpo comience a quedar
despojado de ropa...y ahí están, ahí afloran las incomodidades, desagravios,
maltratos, hasta odio al propio cuerpo, que tan olvidado y cubierto se tuvo
durante el invierno. Hablo del cuerpo como lo más preciado no como imagen
ideal. Y es aquí donde vuelven a surgir las llamadas “dietas milagro”, aquellas que pretenden resolver el exceso de peso
en cuestión de segundos, donde nunca aparecen las preguntas de porqué se llegó
a ese punto ni a replantearse los malos hábitos. Aquellas donde solo importa
“bajar de peso”.
Por
otro lado, el aumento global de la prevalencia de obesidad ha intensificado
también la búsqueda de dietas de
adelgazamiento que sean efectivas (1). Sea por modificar el peso de forma
estética o por una enfermedad como el sobrepeso y la obesidad, ambas
situaciones buscan lo fácil, lo inmediato, no hay tiempo, llega el verano,
“dame una dieta rápida”...
En
Argentina, se estima que aproximadamente 6 de cada 10 adultos presentan
sobrepeso u obesidad y 1 de cada 3 chicos tiene sobrepeso (2),(3). Según datos
de 2010 de la Base de Datos Global sobre Crecimiento Infantil y Malnutrición de
la OMS, Argentina presenta el mayor porcentaje de obesidad en menores de 5 años
de América Latina (4),(5),(6).
Actualmente, se encuentran
disponibles, en distintos medios, una elevada variedad de regímenes dietéticos
que, basados en distintos principios, buscan una rápida reducción de peso sin
que se hayan evaluado adecuadamente su efectividad y su impacto sobre la salud.
Muchas de las cuales son carentes de todo rigor científico, que a la larga son
peligrosas y no solo no consiguen cambiar los malos hábitos sino que acentúan
los errores (1).
Las dietas de moda o dietas milagro (culto a las dietas) son dietas que
hacen promesas de pérdida de peso o beneficios para la salud (por ejemplo,
prolongar la vida) sin tener un sólido soporte científico y habitualmente se
caracterizan por ser muy restrictivas o por elecciones dietéticas inusuales.
Muchas veces estas dietas están promocionadas por famosos y hasta por algunos
“profesionales” de la salud y suelen resultar atractivas para la gente que
desea perder peso rápidamente. Mediante argumentos pseudocientíficos, los
diseñadores de estas dietas milagrosas o mágicas habitualmente las describen
como saludables y con extrañas propiedades pero siempre con indudables
beneficios (7).
¿Que producen este tipo de dietas restrictivas en el organismo?
- La mayor parte de las personas que siguen estas dietas pierden peso al inicio (la mayor parte del peso perdido corresponde a agua y glucógeno), es probable que obtengan un beneficio metabólico, descenso de la glucemia, de los triglicéridos, etc., pero luego lo recuperan en poco tiempo y además, no significa que sean beneficiosas para la salud.
- Por otro lado, en general son dietas monótonas que pueden ser deficitarias en nutrientes esenciales. Y, por supuesto, no están exentas de otros riesgos, como deshidratación, estreñimiento, hiperuricemia, etc. (8)
Como identificar las “dieta milagro”:
- La promesa de
pérdida de peso rápida: más de 5 kg por mes.
- Se puede llevar
sin esfuerzo.
- Anunciar que son
completamente seguras, sin riesgos para la salud
- Dietas muy
restrictivas, muy bajas en calorías, que, aunque consiguen que el peso disminuya
a corto plazo, constituyen un riesgo inaceptable para la salud ya que pueden:
•
Provocar deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales por la falta de
consumo de ciertos alimentos.
•
Producir efectos psicológicos negativos.
•
Se ha asociado al desarrollo de trastornos del comportamiento alimentario
(anorexia y bulimia), a veces de mayor gravedad que el exceso de peso que se
pretendía corregir.
-Favorecer el
efecto “rebote” o “yo-yo”.
-Al abandonar estas
dietas, las personas que las siguen no han aprendido a comer saludablemente y
vuelven a las costumbres que les hicieron engordar (8).
Podemos señalar que las dietas de
muy bajo contenido pueden ser una opción terapéutica en pacientes con obesidad
que precisan, por su condición médica, una pérdida de peso más rápida de la que
se puede conseguir con una dieta hipocalórica convencional. Sin embargo, no
están exentas de efectos secundarios. Deben, en todo caso, formar parte de un
tratamiento estructurado para la obesidad que incluya pautas de ejercicio físico
y modificación de conducta, así como una transición a una pauta de dieta
equilibrada que el paciente pueda mantener en el tiempo (8). Siempre acompañado
por un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud realizado
específicamente para las características de esa persona. El problema existe
cuando estas dietas no son tomadas con responsabilidad y son creadas para fines
comerciales y multiplicados de persona a persona sin un aval profesional.
No se deje engañar...
- La obesidad es una enfermedad metabólica crónica que se asocia a un riesgo evidente para la salud. Su tratamiento no es sencillo, ya que requiere una modificación mantenida en el tiempo de la pauta de alimentación y del estilo de vida.
- Lo mismo se tiene en cuenta para aquellas personas que quieren modificar esos “kilos de más”, pero que indefectiblemente, por no asesorarse con un profesional idóneo, terminan en el círculo vicioso de “vivir a dieta” convirtiéndose en dietantes crónicos, perdiendo el placer por comer y la conciencia alimentaria.
- La recuperación ponderal y el fenómeno de “rebote” son frecuentes y no están exentos de riesgos. A pesar de los esfuerzos de investigadores, sociedades científicas y organismos oficiales, este tipo de dietas y procedimientos se siguen utilizando por muchas personas como “método de adelgazamiento” y llegan a constituir un auténtico problema de salud pública. Fomentar la educación en alimentación y hábitos de vida saludable en la población es una responsabilidad de todos (8).
- Las pautas de alimentación se deben adaptar a las características y al tipo de vida de cada persona. Solo así se podrá seguir de manera continuada, requisito indispensable para que el tratamiento de la obesidad sea duradero.
- Un plan de alimentación que sea equilibrado, que aporte todos los nutrientes esenciales y mantenga un equilibrio entre los distintos macronutrientes, que se asocie con una mejoría de la salud en general y moverse más, son los responsables del cambio de hábitos.
Es necesario ser consciente de
nuestros hábitos diarios en general, recordando que comer es importante pero no
lo es todo. Estar activo es también muy importante para mejorar (o recuperar)
nuestra salud. En resumen, comer de modo saludable y cuidar de sí mismo son una
obligación pero no un milagro (7).
Por estos motivos, en Equipo
Nutricional, ofrecemos transitar este camino de manera agradable, sin atajos,
sin prohibiciones ni castigos. Somos un equipo de Lic. En Nutrición capacitado
para brindarle la mejor atención nutricional adaptada a sus necesidades, a su
realidad, para que se logre alcanzar y mantener un peso saludable sin riesgos
para la salud.
Los esperamos!
Lic. en
Nutrición M.N 5465
Seguínos en:
Bibliografía:
I. Marques, G. Russolillo, E. Lopes Rosado, J. Bressan, E.
Baladia. Dietas de adelgazamientos. Rev Esp Nutr Comunitaria 2008;14(3):163-171
Ministerio de Salud. Encuesta Mundial de Salud Escolar:
Resumen Ejecutivo de Argentina. Buenos Aires: Ministerio de Salud; 2013.
Mariana Galante y cols. Epidemiología de la Obesidad en la
Argentina. Rev Argent Cardiol 2016;84:132-138.
Organización Mundial de la Salud. Estadísticas sanitarias
mundiales. 2010.
Ministerio de Salud. Encuesta Nacional de Factores de
Riesgo. 2005.
Ministerio de Salud. Segunda Encuesta Nacional de Factores
de Riesgo para enfermedades no transmisibles. 2011.
Ignacio Jáuregui-Lobera. Fad diets,
miracle diets, diet cult… but no results. JONNPR. 2017;2(3):90-93.
España.
Irene Bretón Lesmes. Fad diets for
obesity treatment: a critical review. Real Academia Nacional de Farmacia.
An Real Acad Farm Vol. 82, Special Issue (2016), pp. 195-205.