martes, 24 de noviembre de 2020

AYUNO INTERMITENTE: MITOS Y VERDADES DE ESTA NUEVA TENDENCIA DIETETICA

 

En los últimos años, algunos estudios científicos vienen arrojando evidencia a favor de una tendencia dietética diferente: la del ayuno intermitente. Esta práctica sustenta sus bases en los modelos de alimentación de la prehistoria, donde se alternaban períodos de ayuno y de alimentación. En la actualidad, este modelo se postula como una herramienta para la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas como diabetes y obesidad, entre otras, y también favorece la regulación de las hormonas que intervienen en la saciedad.

Ahora bien, ¿Que entendemos por ayuno intermitente (AI)?

Este tipo de ayuno se define como una abstinencia voluntaria de alimentos y bebidas  por períodos específicos y recurrentes, es decir, establece intervalos de tiempo determinados para comer.

Existen diferentes formas, siendo las más conocidas: la que propone un ayuno de 16 horas y la ingesta de alimentos durante las 8 horas restantes y el ayuno de 2-3 días por semana o también conocida como dieta 2:5 que implica la restricción de energía durante dos días no consecutivos por semana y comer sin restricciones durante los otros 5 días.

 La práctica de ayuno intermitente evidenció numerosos beneficios: la pérdida de peso, mejoría en la regulación de la glucosa, la sensibilidad a la insulina, presión arterial, frecuencia cardiaca y pérdida de grasa abdominal. Además, el organismo al cambiar el uso de glucosa como fuente de combustible principal por ácidos grasos y cuerpos cetónicos, aumenta la resistencia ante el estrés oxidativo y reduce los marcadores de inflamación asociados a la ateroesclerosis. En contraposición, se evidenciaron como efectos adversos: las migrañas, fatiga, caída del rendimiento, irritabilidad depresión y malestar general.

 Es así que, al analizar la evidencia científica actual, nos surgen preguntas como: “¿Es aplicable esta práctica?”; “¿Cualquier persona puede aplicar el ayuno?”; “¿Se mantienen a largo plazo sus beneficios?”. Algunos de estos interrogantes se contestarán a continuación, otros aún están esperando respuesta, ya que se necesita mayor investigación en relación a esta temática.

La aplicabilidad de esta herramienta genera controversia, ya que la realización de un plan de alimentación basado en 4 a 6 comidas diarias está muy arraigada culturalmente. Por otra parte, este tipo de alimentación no está indicado en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, tendencia al estrés y ansiedad.

Los estudios realizados en seres humanos en relación a la eficacia de esta herramienta son muy limitados y no existe información suficiente para generar recomendaciones basadas en la evidencia. Además, no hay uniformidad en cuanto a las formas de ayuno utilizadas, el número de casos es muy chico y se desconocen sus efectos a largo plazo.

¿Qué pasa con el AI en deportistas y personas físicamente activas? La aplicación del ayuno intermitente no evidencio beneficios extras para el rendimiento deportivo y muy pocos estudios evaluaron la variación de la masa muscular, en lugar del peso corporal. Si bien se presenta como una alternativa más, un plan de alimentación saludable resulta ser más adecuado de integrar con el entrenamiento y recuperación. 

Desde Equipo Nutricional consideramos que las dietas donde el hambre y las prohibiciones son moneda corriente, no permiten una relación saludable con la comida. Existe la creencia popular de que un descenso rápido de peso es el éxito del tratamiento. Es hora de desprogramarnos de esta mentalidad de “dieta” y empezar a sintonizar con nuestras propias sensaciones corporales de hambre y saciedad, y también una oportunidad para entender que el placer también forma parte del acto complejo de comer. Cualquier plan de alimentación individualizado requiere del asesoramiento y acompañamiento de un licenciado en nutrición para obtener los mejores resultados, reduciendo cualquier mínimo riesgo.

 En Equipo Nutricional adecuamos tu alimentación en función de: tu salud, tu antropometría clínica con adecuación a actividades y deportes específicos, tus hábitos, para optimizar tu composición corporal, bienestar y rendimiento, sin riesgos nutricionales.



Silvina Mayo

Nutricionista de Staff de Equipo Nutricional

Lic. en Nutrición M.N 7450

Antropometrista

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domingo, 11 de octubre de 2020

MICROBIOTA, ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD

Hoy en día se habla mucho sobre la importancia de la salud intestinal y cómo influye en la salud integral de las personas. Acá queremos contarte un poco más sobre esto y cómo, hasta la fecha, hay información de que puede relacionarse con la actividad física o deporte que realizas.

Primero, vamos a definir ciertos términos que pueden generar confusión: microbiota, prebiótico, probiótico y alimentos fermentados.



Microbiota: se trata del conjunto de todas las familias de microorganismos que pueden residir en superficies o en cavidades del cuerpo. Por lo tanto, no sólo tenemos microorganismos en el tubo digestivo (llamada microbiota intestinal), sino también en otras partes del cuerpo como la piel y cavidades como la boca, oídos, etc. La composición de la microbiota varía de persona en persona y depende de varios factores como: la forma en la que nacimos (parto vaginal o cesárea), consumo de leche materna, uso de antibióticos, ambiente en el que vivimos, convivencia con animales, la dieta y hábitos de vida, entre otros.

 Prebióticos: son sustancias presentes en los alimentos que van a ser transformados (fermentados) por los microorganismos del intestino produciendo sustancias y cambios que pueden ser beneficiosos para la salud. Un ejemplo de éstos son algunos tipos de fibras presentes en la mayoría de los vegetales, frutas y legumbres. 

Probióticos: son microorganismos vivos que, pueden ser vehiculizados con algunos alimentos y al estar en cantidades adecuadas, llegan al intestino vivos y ejercen acciones benéficas para la salud. Están presentes en algunos yogures (Ej. Lactobacillus Bulgaricus). Cuando en un mismo alimento se combinan prebióticos y probióticos, decimos que estamos frente a un alimento “simbiótico”.

Alimento fermentado: es un alimento en el cual ciertos microorganismos produjeron un proceso llamado fermentación (transformación de sustancias de ese alimento en otras) y este proceso le da características distintivas. La fermentación es una técnica culinaria de hace miles de años. 

 Estas definiciones son las que hay hasta la fecha, ya que se trata de un campo en constante estudio. En base a lo dicho, es importante conocer que los probióticos no son sinónimo de alimentos fermentados. Por ejemplo, el chucrut es un alimento fermentado, sin embargo, no es un alimento probiótico. ¿Por qué? Porque para que algo sea probiótico implica que el microorganismo llegue vivo al intestino y que tenga una acción benéfica para la salud que haya sido demostrada científicamente. Esto no se da en el chucrut porque los microorganismos del ambiente que generan el proceso de fermentación se incorporan sólo para este proceso, del que resulta un alimento tan rico y no, para un beneficio en la salud. Sin embargo, los alimentos fermentados, tienen el potencial de aportar una gran variedad de microorganismos que podrían tener efectos beneficiosos para la salud por más que todavía no haya sido demostrado. Otros ejemplos son los panes de masa madre fermentada.

 ¿Y por qué se dice que los prebióticos, probióticos y alimentos fermentados ayudan a mejorar la salud de las personas?  Se dice esto porque pueden hacer que la microbiota intestinal sea más abundante y más diversa y, por lo tanto, mejorar la salud integral. Esta mejora se daría porque estos microorganismos que alojamos en el cuerpo, cuando están en equilibrio, ayudan a combatir otras bacterias que pueden ingresar al organismo y ser perjudiciales, mejoran el ambiente intestinal, refuerzan la barrera de defensa del intestino evitando que sustancias extrañas ingresen al medio interno y ayudan a regular la inflamación, entre otras actividades.

 ¿Y qué pasa con el deporte y la actividad física? Como dijimos, la microbiota se ve influida por muchos factores ¿Te sorprende que uno de ellos sea la actividad física? Me imagino que no. Se han hecho estudios en los cuales se analizó la microbiota (se realiza mediante el estudio de los microorganismos que hay en la materia fecal) de personas que practicaban el mismo deporte y se encontraron diferencias en comparación con quienes no. Una posible explicación, podría ser que la contracción muscular y el consumo de oxígeno de la actividad tendrían estos efectos. El tema debe ser estudiado con mayor profundidad. Sin embargo, es una razón más para señalar los beneficios de la realización de actividad física para el organismo.

 Por lo tanto ¿Cómo influimos positivamente en la microbiota y en la salud intestinal e integral? Acá van 4 consejos fundamentales:

-        Tener una alimentación en la que no falten las plantas: consumir abundantes y variadas frutas y vegetales en el día. Sumando legumbres, frutos secos, cereales integrales y semillas. Así te asegurás el aporte de distintos tipos de fibra con función prebiótica

-        Incorporar alimentos fermentados: se puede probar con kéfir, kombucha, chucrut, panes o alimentos a base de legumbres o cereales fermentados como pan de masa madre.

-        Realizar actividad física diariamente

-        No automedicarse con antibióticos. Consumirlos solamente con indicación médica cuando sean necesarios

 En Equipo Nutricional personalizamos estas recomendaciones acordes a tus gustos, hábitos, estado de salud, composición corporal y tu deporte y/o actividades.



Por M. Florencia Armani

Nutricionista de Staff de Equipo Nutricional

Lic. en Nutrición M.N 6651




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domingo, 6 de septiembre de 2020

VITAMINA D: TODO LO QUE TENES QUE SABER

 ¿Por qué se le ha dado tanta importancia a la Vitamina D en los últimos años?

La deficiencia e insuficiencia de vitamina D es un problema de salud mundial que afecta a más de mil millones de niños y adultos en todo el mundo. Las consecuencias de la deficiencia de vitamina D no pueden subestimarse. Ha habido una asociación de la deficiencia de vitamina D con una miríada de enfermedades agudas y crónicas que incluyen preeclampsia, caries dentales en la infancia, periodontitis, trastornos autoinmunes, enfermedades infecciosas, enfermedades cardiovasculares, cánceres, diabetes tipo 2 y trastornos neurológicos.


¿Qué es la Vitamina D?

Es una vitamina liposoluble e hidrofóbica, es decir, soluble en lípidos (grasas), pero nunca en agua.

En épocas recientes ha llegado a considerarse más una hormona que una vitamina debido a que se han descubierto receptores de vitamina D en más de treinta órganos, por lo que se amplían enormemente las funciones que creían conocerse hasta entonces y que ahora se centran en el campo de la inmunología y la inflamación.

La vitamina D es producida en la piel a partir de derivados del colesterol que ingresan tanto por vía exógena (proveniente de la ingesta de alimentos) como endógeno (producido por el propio cuerpo) como consecuencia de la radiación ultravioleta del sol. Este mecanismo puede ser suficiente en muchas personas, sin embargo, es frecuente hallar niveles séricos con insuficiencia de vitamina D en otras.

¿Qué funciones tiene?

Su principal función es mantener el calcio y fósforo sérico (sanguíneo) en niveles fisiológicos aceptables para garantizar el desempeño de sus demás funciones a nivel metabólico, neuromuscular y de transducción de señales.

Además, esta vitamina puede actuar como cofactor, antioxidante, hormona o elemento de transcripción genética.

Existen dos formas activas de la vitamina D: la 25-hidroxivitamina D y la 1, 25 dihidroxivitamina D.

¿Cómo llegamos a estos metabolitos activos?

La vitamina D2 (ergocalciferol) y la vitamina D3 (colecalciferol) se producen a partir de derivados de colesterol, y son metabólicamente inactivas.  La D2 se produce en las plantas, hongos y levaduras a partir de la luz solar y la D3 se produce en la piel de humanos y otros animales a partir de los rayos UVB (Rayos Ultra-Violeta B de Onda Corta).

Ambos compuestos, al ingresar al organismo, sufren modificaciones a nivel del hígado y luego en los riñones, mama, colon, próstata u otros tejidos logrando la forma activa de la vitamina que regula las funciones clásicas y no clásicas mencionadas anteriormente.

¿Qué sucede en caso de déficit de Vitamina D?

La deficiencia de Vitamina D se caracteriza por una inadecuada mineralización o desmineralización del esqueleto:

- Raquitismo en los niños: engrosamiento del cráneo en eminencias frontales y parietales, deformidad torácica, arqueamiento de los huesos largos, debilidad muscular, dentición retrasada, deterioro del crecimiento, tetania.

- Osteomalacia en adultos: desmineralización ósea que predispone a fracturas espontáneas.

La deficiencia de vitamina D se ha relacionado a su vez con una amplia variedad de enfermedades agudas y crónicas: diabetes de tipo I o II, esclerosis múltiple, artritis reumatoide, cáncer colorrectal, enfermedades cardiovasculares (hipertrigliceridemia, bajos niveles de colesterol HDL y altos de LDL), hepáticas, renales e infecciosas.

¿Qué edades son más sensibles a la escasez de Vitamina D?

Dado el importante rol que juega esta vitamina en la formación ósea, los niños, al estar en pleno crecimiento, son evidentemente vulnerables. Las personas de edad avanzada, por su parte, se encuentran también en situación poco ventajosa, dado que, con el paso del tiempo, la absorción intestinal, así como la capacidad de la piel para sintetizar vitamina D disminuyen.

Sin importar la edad, lógicamente se necesita de un correcto funcionamiento metabólico, ya que un déficit en la función hepática y/o renal podrían dificultar su síntesis a la forma activa.  Lo mismo sucede con algunas enfermedades como la de Crohn, la celiaquía o la obesidad (esta última en estudio) en las que la vitamina no puede absorberse correctamente al no haber un control adecuado de las grasas.

¿Cómo se obtiene?

El status de esta vitamina depende de:

Luz solar

El 80 % de la vitamina D sintetizada en el cuerpo se obtiene gracias a la exposición directa a la radiación ultravioleta.

El grado de producción cutánea de vitamina D tras la exposición a la luz solar es muy variable y depende de numerosos factores, como la hora del día, la estación, la latitud, la contaminación del aire, la pigmentación de la piel, el uso de protectores solares, la cantidad de ropa que cubre la piel y la edad.

Los días nublados, la exposición con vidrios de por medio, el recibir la claridad estando a la sombra o el tener piel con mayor pigmentación son factores que reducen la síntesis de esta vitamina.

Alimentos ricos en Vitamina D

Si bien la exposición al sol es la principal fuente de vitamina D, ésta también se obtiene a partir de algunos alimentos de la dieta.

La vitamina D3 o colecalciferol se sintetiza en la piel, pero también se encuentra en:

- Pescados grasos como el salmón, atún y caballa.

- Yema de huevo

- Hígado vacuno

La vitamina D2 o ergocalciferol está presente en levaduras y hongos. La industria produce ambos sintéticamente para fortificar algunos alimentos como:

- Lácteos, mayormente leche y yogures.

- Bebidas “leches” a base de soja, almendra y avena

- Jugos

- Panes y cereales de desayuno.

En caso de ausencia a la exposición solar (ej.: pocas actividades al aire libre, condiciones climáticas, vestimenta o estacionalidad), la ingesta se convierte en la principal fuente de la vitamina.

Son pocos los alimentos que contienen vitamina D de manera suficiente para cubrir los requerimientos y los contenidos de la vitamina varían en los alimentos dependiendo del método de preparación culinaria. Por ello, hay que preferir siempre cocciones con temperaturas medias, aunque el tiempo de exposición pueda ser un poco mayor. Optar por hervido, al vapor, salteados y similares.  Evitar cocción por fritura (>180º C) ya que disminuye su biodisponibilidad.

Suplementos

Si la exposición al sol y la ingesta de alimentos fortificados son insuficientes para satisfacer las necesidades, sólo en caso de insuficiencia (detectado en un análisis de sangre) se recomienda tomar suplementos de vitamina D3 (con estricta indicación médica). Esta forma de la vitamina tiene 3 veces más potencia y es más duradera que la forma D2.  Sin embargo, al ser ésta última de origen vegetal, suele ser la elegida por la población vegana.

Se consideran valores sanguíneos normales saludables en población adulta a aquellos entre 30 y 50 nmol/L.  Solo en caso de déficit está indicada la suplementación. 

Para los niños durante el primer año de vida se han llevado a cabo estrategias efectivas. Dado el bajo contenido de vitamina D en la leche humana, se ha complementado con el consumo de alimentos fortificados y la suplementación diaria indicada por el pediatra.

En los adultos es muy importante chequear anualmente los niveles en sangre de esta vitamina, y como siempre te recordamos es fundamental que no te autosuplementes, ya que la suplementación debe ser solo indicada en caso de deficiencia en el análisis de sangre. Cabe destacar que la hipervitaminosis D ocasiona un aumento en la absorción intestinal de calcio y como resultado hipercalcemia (calcio alto en sangre) que conlleva a la hipercalciuria (pérdida aumentada de calcio por orina). Esta situación se asocia con un depósito de calcio en los tejidos blandos que conduce a lesiones irreversibles en riñón y corazón.

 Lo mejor para cuidarte es mantener los chequeos médicos anuales, o con la frecuencia que tu condición médica lo exija y adecuar tu plan alimentario en base a tu estado de salud, tu composición corporal y tus actividades, fomentando siempre un estilo de vida saludable. En Equipo Nutricional te acompañamos en este proceso.

 Te esperamos,




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sábado, 18 de julio de 2020

EDULCORANTES: CONTROVERSIAS ACTUALES SOBRE SU CONSUMO


Con el término “edulcorantes” solemos referirnos a los endulzantes no nutritivos, esos que usamos para reemplazar el azúcar pensando que “no engordan” y que son “sanos”. Pero desde hace varios años, se comenzaron a estudiar en profundidad cada uno de ellos, sus mecanismos de acción y efectos adversos, y no son tan inocuos como han intentado hacernos creer.


Veamos primero el mecanismo que todos comparten, y luego detallaremos características de cada uno.

Lo que tienen todos los edulcorantes no nutritivos en común es aportar sabor dulce y no proveer calorías, o muy pocas. Pero lo que ahora se sabe, es que las personas que consumen estos endulzantes tienen una mayor tendencia a aumentar de peso. Y en este efecto hay varios mecanismos involucrados. Para empezar, está demostrado que la percepción del sabor dulce (da lo mismo si es azúcar o edulcorante) tiene efectos a nivel del cerebro. El sabor dulce estimula la liberación de insulina, hormona que hace que el azúcar en la sangre se almacene en los tejidos, pero debido a que el azúcar en la sangre (glucemia) no se incrementa con los edulcorantes no nutritivos, ocurre una hipoglucemia y una mayor ingesta de alimentos posterior para compensar este efecto. A su vez, la insulina es una hormona lipogénica, con lo cual al estar circulando en sangre induce el almacenamiento de grasa en el cuerpo.


El uso habitual de edulcorantes también ha sido asociado con riesgo cardio-metabólico (aumento de la circunferencia de cintura, síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2), alteraciones en el metabolismo de la glucosa como ya mencionamos, efectos en el control del apetito y cambios en la microbiota intestinal, de acuerdo a algunas investigaciones.

Estos efectos indeseables no parecieran ocurrir con el consumo esporádico y en poca cantidad de edulcorantes, pero sí ocurren con el consumo crónico, y teniendo en cuenta que estos edulcorantes no son solamente los que agregamos nosotros mismos para endulzar (en formato de polvo o líquidos), sino que están contenidos en casi todos los productos industrializados: gaseosas, jugos, postres, mermeladas, galletitas, budines, helados, golosinas, chicles, etc., debemos ser precavidos, porque la ingesta total al final del día suele exceder el límite de seguridad de muchos de ellos.

A continuación, detallaremos los edulcorantes no nutritivos más conocidos y sus características no tan deseables para replantearnos si su uso es o no aconsejado:

*ACESULFAME K: es 200 veces más dulce que el azúcar. Varios estudios demuestran que provoca alteraciones en la flora intestinal, daños en el ADN, y tumores de tiroides en ratones.

*ASPARTAMO: es 200 veces más dulce que el azúcar. Fue asociado con empeoramiento de la depresión y desordenes psiquiátricos en personas que ya padecían estas patologías. Está comprobado que altera la flora intestinal. Varios estudios sugieren que el aspartamo no es del todo inocuo ya que es una molécula compuesta por tres componentes, todos los cuales son neurotóxicos en elevadas cantidades: ácido aspártico, metanol y fenilalanina. Como si esto no fuera poco, el metanol se descompone en formaldehído, y se cree que de allí proviene la relación con la incidencia de tumores cerebrales, linfomas y leucemia en animales de laboratorio.

*CICLAMATO: es 30 a 50 veces más dulce que el azúcar. Está prohibido en varios países. Estudios demuestran que está relacionado al cáncer de vejiga y atrofia testicular en ratones.

*ESTEVIA: es un derivado de una planta originaria de Sudamérica, llamada Stevia rebaudiana. Tiene de 100 a 300 veces mayor dulzor que el azúcar. Varias investigaciones han demostrado que altera la flora intestinal.

*SACARINA: Fue el primer edulcorante artificial. Es 300 veces más dulce que el azúcar. Fue relacionado con cáncer de vejiga, hepatotoxicidad y alteración de la flora intestinal.

*SUCRALOSA: Es 600 veces más dulce que el azúcar. Altera la flora intestinal, fue vinculado con la enfermedad inflamatoria intestinal y como activador de migrañas. Un estudio encontró que su consumo provoca un pico mayor de glucemia e insulinemia comparado con el consumo de azúcar.

Cabe resaltar que en la mayoría de ellos se encontró que alteran la microbiota, y con las importantes funciones que desempeña la flora intestinal en nuestra salud (como su relación con el sistema inmune, protección de ciertos tipos de cáncer, integridad de la barrera intestinal, regulación del metabolismo y hasta asociaciòn con la obesidad), debería ser razón suficiente para replantearse el uso de edulcorantes.

Al igual que todo en el ámbito de la medicina, el uso de edulcorantes no nutritivos aún debe seguir estudiándose, y la mayoría de los investigadores afirman que sus conclusiones no son definitivas, pero ante la evidencia existente al día de hoy, nos parece sensato tomar precauciones a la hora de elegir usarlos en nuestra alimentación diaria.

Existen otras formas de endulzar naturalmente los alimentos (como galletas, budines, bizcochuelos), por ejemplo, utilizar dátiles o pasas de uva procesados, frutas maduras en puré, vainilla, jugo de frutas, etc.

Nuestra recomendación desde Equipo Nutricional es que debemos reentrenar nuestro paladar, exigiendo menos dulzor de los alimentos, y disfrutando de los sabores naturales. Esto se logra con paciencia y creando el hábito. Luego de un tiempo ya ni nos daremos cuenta que estamos tomando un té o un café sin endulzar con nada. Las papilas gustativas se van adaptando, y acostumbrando a disfrutar igual sin sabores excesivamente dulces (exactamente lo mismo sucede con la sal).

Creando este hábito saludable vamos a lograr unos cuantos beneficios: estimular menos a nuestro cerebro con la adicción a los alimentos hiperdulces, controlar mejor nuestro apetito, mantener niveles estables de insulina, no aportar químicos perjudiciales en nuestro organismo y aprender a disfrutar el verdadero sabor de los alimentos e infusiones.




Cintia Rodríguez
Lic. en Nutrición - M.N. 6523
Especialista en Nutrición Vegana y Vegetariana
Antropometrista
“Nutrición Adecuada a Vos”





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Fuentes bibliográficas:
-         “Nonnutritive sweeteners and cardiometabolic health: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials and prospective cohort studies”, CMAJ 2017 July 17;189:E929-39.
-         “Sugar substitutes: Health controversy over perceived benefits”, J Pharmacol Pharmacother. 2011 Oct-Dec; 2(4): 236–243.
-         “Metabolic effect of non-nutritive sweeteners”, Physiol Behav. 2015 Dec 1; 152(0 0): 450–455.
-         “Cephalic Phase Insulin Release in Healthy Humans After Taste Stimulation?”, Appetite. 2008 Nov;51(3):622-7.
-         “Adverse Reactions to Aspartame: Double-Blind Challenge in Patients From a Vulnerable Population”, Biol Psychiatry 1993 Jul 1-15;34(1-2):13-7.
-         “First Experimental Demonstration of the Multipotential Carcinogenic Effects of Aspartame Administered in the Feed to Sprague-Dawley Rats”, Environ Health Perspect. 2006 Mar; 114(3): 379–385.
-         “Non-nutritive Sweeteners Possess a Bacteriostatic Effect and Alter Gut Microbiota in Mice”, PLoS One. 2018 Jul 5;13(7):e0199080
-         “The Potential Toxicity of Artificial Sweeteners”, AAOHN Journal 2008; 56(6):251-9.
-         “Sucralose Affects Glycemic and Hormonal Responses to an Oral Glucose Load”, Diabetes Care. 2013 Sep;36(9):2530-5.
-         “Artificial Sweeteners Induce Glucose Intolerance by Altering the Gut Microbiota”, Nature. 2014 Oct 9;514(7521):181-6
-         “What made Canada become a country with the highest incidence of inflammatory bowel disease: Could sucralose be the culprit?”, Can J Gastroenterol. 2011 Sep; 25(9): 511.
-         “Intense Sweeteners, Taste Receptors and the Gut Microbiome: A Metabolic Health Perspective”, Int J Environ Res Public Health. 2020 Jun; 17(11): 4094.









sábado, 25 de abril de 2020

NUTRICION y PREVENCION EN TIEMPOS DE CUARENTENA


En tiempos de Cuarentena y Coronavirus muchos podemos estar ansiosos, enojados, asustados, tristes, estresados y al mismo tiempo estamos bombardeados de información, que a veces en vez de ayudar, puede provocar más caos y puede llevar a que se tomen medidas erróneas. Esto también se traslada a la alimentación. Es por eso, que me costó sentarme a hacer esta columna o newsletter, ya que la idea de las misma es ayudar. Primero se me ocurrió enfocarlo para el lado de los alimentos que aumentan la inmunidad, luego me di cuenta que lo más grave de este aislamiento es el daño colateral que apareja el COVID-19, sobre el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles vinculadas a la disminución del gasto calórico, a la disminución de la actividad física habitual y al estrés, miedo, ansiedad o angustia que provee la situación.

 Después de mantenerme un tiempo quieta, dentro de la tormenta, me pareció que lo más importante a transmitir es que acciones o alimentos aislados, por más propiedades buenas que tengan, nunca van a ser efectivos si no se incorporan dentro del marco de una alimentación variada, equilibrada, responsable y adecuada a cada uno, acompañada por un estilo de vida saludable. En este escenario, remarcamos la importancia de no autosuplementarse, ya que es riesgoso como automedicarse, y si querés hacerlo es fundamental consultar a tu nutricionista matriculada previa consulta médica, recordando además que un nutriente, suplemento o hecho por si sólo es como el árbol que tapa el bosque. El bosque, en este caso, es el conjunto de acciones que llevan a tu estilo de vida saludable, lo más potente hasta la fecha en prevenir y ayudar a controlar enfermedades y promocionar tu salud. Esto, obviamente, además de cumplir con todas las normas y medidas de higiene, protección y prevención del Ministerio de Salud en el contexto de la Emergencia Sanitaria actual del COVID-19.

Ahora bien, ¿la alimentación puede influir en la inmunidad?

La respuesta es “SI” con mayúsculas. Y para mejorar la respuesta vamos a agregar que la alimentación saludable y la actividad física adecuadas a cada uno, el no fumar ni consumir sustancias tóxicas, el adoptar técnicas de relajación o meditación, mantener una actitud positiva y lograr o mantener una composición corporal saludable (masa grasa y masa muscular adecuadas al tamaño de tu esqueleto), hacen al estilo de vida saludable, que es el escudo más poderoso que tenemos para prevenir y/o evolucionar mejor cualquier tipo de enfermedad y presentar una mejor calidad de vida.

¿Qué es lo que sabemos a través de la investigación y la experiencia en internación hospitalaria?


Sabemos que con un buen estado nutricional cualquier enfermedad tiene un mejor pronóstico.
Sabemos que las personas con una masa muscular normal tienen una mejor pronóstico de las enfermedades y si no presentan déficit muscular o la masa muscular progresa de manera favorable hay más altas hospitalarias.
Sabemos que tanto la desnutrición como la obesidad están asociadas a una peor inmunidad.
Sabemos que los factores de riesgo cardiovascular empeoran el pronóstico de la enfermedad - pero lo bueno es que se pueden prevenir y controlar con las acciones mencionadas sobre estilo de vida saludable y la medicación correspondiente en caso de que esté indicada (muy importante no suspender tus tratamientos y consultar a tiempo ante cualquier síntoma, recordar que el tiempo en la salud cardiovascular es “oro”).

Por todo lo expuesto, desde Equipo Nutricional te recomendamos:

🍏✅ Buscá mantener o lograr un estado nutricional saludable (peso y cintura saludable) sin hacer dietas restrictivas o de muy bajas calorías, estas también se asocian a una peor inmunidad.
🍏✅ Consumí una dieta equilibrada en macro y micronutrientes (alimentación saludable - lo que siempre recomendamos 🙏): es fundamental incorporar todos los grupos alimentarios, adecuar los hidratos de carbono a la actividad física, cubrir las proteínas que necesitamos, cubrir las grasas buenas (ver nota anterior sobre grasas), y llegar a las 5 porciones entre frutas y verduras por día (excepto condiciones médicas que lo contraindiquen).
🍏✅ Mantente bien hidratado: 8 a 12 vasos de agua por día, más lo necesario según tu actividad física (excepto condiciones médicas específicas).
🍏✅ Prevení o controlá los factores de riesgo cardiovascular modificables, para potenciar los efectos de la alimentación saludable: evitá fumar (es un buen momento para dejar); realizá actividad física diaria 🏋️‍ (en casa); comé saludable 🥗 y buscá lograr o mantener una composición corporal adecuada; y por último, utilizá técnicas de meditación o relajación como yoga o Mindfulness.
🍏✅ Si te toca trabajar o hacer actividades sentado, procurá pararte y caminar por la casa cada hora, da una vuelta a la mesa, buscá agua o alguna infusión preferentemente sin azúcar ni edulcorantes.
🍏✅ Tomá 15 a 20 minutos de sol por día para favorecer los niveles normales de vitamina D.
🍏✅ Recordá sonreír todos los días y mantener la mente en estado positivo. Si al final del día no sonreíste, simulá una sonrisa que a tu cerebro le va a hacer bien y te va a ayudar a sentir placer en los momentos duros. Por eso es tan importante incorporar actividades que te hagan bien al alma, como cantar, pintar, ayudar con un llamado a alguien, ayudar a algún vecino mayor, cuidar las plantas, leer, o cualquier acción que te estimule a estar contento.
🍏✅ Descansá y tomá recreos de las noticias. Todas las recomendaciones anteriores te ayudarán a tener un buen descanso.

Durante la cuarentena te cuidamos a través de los servicios online de Videoconsulta, consultas online y Diseño Nutricional de descenso de masa grasa, y/o con nuestros tips desde las redes. Porque juntos, desde nuestras casas o desde donde nos haya tocado, es mejor. Por ahí algunos días nos cueste más que otros, es normal, somos humanos, perdonémonos y busquemos volver al camino del estilo de vida saludable, aunque sea empezando de a una pauta por vez, si es que aún no estás incorporando ninguna. ¡Te deseamos y nos deseamos ACEPTACION, ADAPTACION, ALEGRIA, EMPATIA y RESPONSABILIDAD SOCIAL para atravesar este muro que nos tocó derribar a todos juntos!

“No es el más fuerte ni el más inteligente el que sobrevive, sino el más capaz de adaptarse a los cambios”. – Charles Darwin





Carina Peretti
Lic. en Nutrición - MN2840
Prof. En Nutrición y deporte
Directora










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